Joaquín Sorolla y Bastida uno de los pintores más
prolíficos, con más de 2.200 obras catalogadas, nace en 1863 y desde muy
pequeño descubrió su verdadera vocación por la pintura. Destaca por un estilo
maduro que le caracteriza como luminista aunque con poco acierto siempre ha
sido calificado como impresionista.
Sus obras más representativas están pintadas al aire libre,
y domina con maestría la luz para cuadros en los que representan escenas
cotidianas y paisajísticas de la vida mediterránea. Además también cultivó la
pintura de denuncia social que le reportó muchos éxitos.
La fama internacional le llega tras celebrar una exposición
en París con más de medio millar de obras, haciendo que se conozca su obra
pictórica por toda Europa y América. Expuso su obra en Nueva York en 1909 y
cosechó un éxito sin precedente alguno. firmó un encargo para la Hispanic
Society of America realizando catorce murales que decorarían las salas de la institución:
se conocen como Visión de España, y en los que se representaban escenas
características de diversas provincias tanto españolas como portuguesas. Otra
importante faceta suya fue la de retratista, de figuras importantes como fueron
Juan Ramón Jiménez, el rey Alfonso XIII, Vicente Blasco Ibáñez y Ortega y
Gasset entre otros.
JOAQUIN SOROLLA.- Nació
en 1863 desde muy pequeño descubrió que su verdadera vocación era la pintura.
Fue uno de los pintores españoles más prolíficos, con más de 2.200 obras
catalogadas. Etiquetado equivocadamente por algunos como impresionista, en
realidad su estilo maduro se define mejor como luminista. Sus obras más
representativas están pintadas al aire libre, dominando con maestría la luz y
combinándola con escenas cotidianas y paisajísticas de la vida mediterránea.
Además también cultivó la pintura de denuncia social que tantos éxitos le
reportó. Tras muchos viajes por Europa, principalmente Inglaterra y Francia,
celebró una exposición en París con más de medio millar de obras, que le dio un
reconocimiento internacional inusitado, conociéndose su obra pictórica por toda
Europa y América. Expuso su obra en Nueva York en 1909 y cosechó un éxito sin
precedente alguno. firmó un encargo para la Hispanic Society of America por el
que realizaría catorce murales que decorarían las salas de la institución: se
conocen como Visión de España, en ella se representaban escenas características
de diversas provincias tanto españolas como portuguesas. Viajó por todo el
territorio, realizando bocetos y trabajos de costumbres y paisajes. Otra
importante faceta suya fue la de retratista, de figuras importantes como fueron
Juan Ramón Jiménez, el rey Alfonso XIII, Vicente Blasco Ibáñez y Ortega y
Gasset entre otros. Su pintura representó la aplicación directa del luminismo
al paisaje y la figura, acercando por tanto esta tendencia a la sociedad de la
época.
Joaquín Sorolla.- Joaquín Sorolla y Bastida, (1863-1923). Pintor
y artista gráfico. Nació el 27 de febrero de 1863, en Valencia. Cuando apenas
contaba con dos años de edad, fallecieron sus padres a causa de una epidemia de
cólera. Al quedar huérfanos su hermana Concha y él, su tía Isabel, hermana de
su madre, y su marido, de profesión cerrajero, los recogieron. Pasados los años
intentaron enseñarle, en vano, el oficio de la cerrajería, advirtiendo pronto
que su verdadera vocación era la pintura. En 1874 empezó a estudiar en la
Escuela Normal Superior donde le aconsejaron que también se matriculase en las
clases nocturnas de dibujo en la Escuela de Artesanos. En ésta última recibió,
en 1879, una caja de pinturas y un diploma como premio “por su constante
aplicación en el dibujo de figura”. Ese mismo año ingresó en la Escuela
Superior de Bellas Artes de San Carlos a la par que trabajaba en el taller de
su tío.Fue en la Academia de San Carlos donde conoció a otro alumno, Juan
Antonio García, hermano de quien más tarde acabaría siendo su esposa, Clotilde
García. En 1880 consiguió una Medalla de Plata por su obra Moro acechando la
ocasión de su venganza en la exposición de la sociedad El Iris.Al acabar su
formación, comenzó a enviar sus obras a concursos provinciales y exposiciones
nacionales de bellas artes, como la de Madrid en mayo de 1881, donde presentó
tres marinas valencianas que, aunque formidables, pasaron sin pena ni gloria
pues no encajaban con la pintura oficial, de temática histórica y dramática. Al
año siguiente, estudió la obra de Velázquez y otros autores en el Museo del
Prado. Por fin, en 1883, consiguió una medalla en la Exposición Regional de
Valencia y, en 1884, alcanzó la gloria al conseguir la Medalla de Segunda Clase
en la Exposición Nacional gracias a su obra Dos de Mayo, obra melodramática y
oscura hecha expresamente para la exposición, tal y como le dijo a un colega
suyo: “Aquí, para darse a conocer y ganar medallas, hay que hacer
muertos.”Cosechó otro gran éxito en Valencia con su obra El crit del palleter
sobre la Guerra de la Independencia. De esta manera, fue pensionado por la
Diputación Provincial de Valencia para viajar a Roma donde, a la vez que
trabajaba, conoció el arte clásico y renacentista, así como los grandes museos,
contactando, además, con otros artistas. Con su amigo el pintor Pedro Gil se
desplazó a París durante el primer semestre de 1885, viviendo de cerca la
pintura impresionista que produjo en él, ya de regreso en Roma, variaciones en
su temática y estilo, llegando a pintar el cuadro religioso El entierro de
Cristo, con el que fracasó rotundamente. En 1888 contrajo matrimonio con
Clotilde García en Valencia, pero vivirían un año más en Italia, esta vez en la
localidad de Asís. En 1889 se instalaron en Madrid y, en apenas cinco años,
Sorolla alcanzó cierta fama y prestigio como pintor. En 1894 viajó de nuevo a
París, donde conoció el luminismo, que tanto marcaría su posterior obra.
Comenzó a pintar al aire libre, dominando con maestría la luz y combinándola con
escenas cotidianas y paisajísticas de la vida mediterránea. En obras como La
vuelta de la pesca, La playa de Valencia o Triste herencia, describió el
sentimiento que producía la visión del mar Mediterráneo, comunicando el
esplendor de una mañana de playa con un colorido vibrante y un estilo suelto y
vigoroso. Con Triste herencia recibió, en 1900, el Grand Prix en el certamen
internacional de París. Además siguió con su pintura de denuncia social que
tantos éxitos le había reportado en los últimos años con obras como I encara
diuen que el peix és car (1895).Por aquel entonces, Valencia le nombró hijo
predilecto y meritorio, y le fue dado su nombre a una calle. Tras muchos viajes
por Europa, principalmente Inglaterra y Francia, celebró una exposición en París
con más de medio millar de obras, que le dio un reconocimiento internacional
inusitado, conociéndose su obra pictórica por toda Europa y América. Expuso su
obra en Nueva York en 1909 y cosechó un éxito sin precedente alguno, con obras
como Sol de tarde o Nadadores, entre muchas otras. También lo hizo, en 1911, en
el City Art Museum de Saint Louis y en el Art Institute de Chicago. En
noviembre de ese mismo año, firmó un encargo para la Hispanic Society of
America por el que realizaría catorce murales que decorarían las salas de la
institución. Con esta obra, realizada entre 1913 y 1919 y de tres metros y
medio de alto por setenta metros de largo, alzó un imborrable monumento a
España, pues en ella se representaban escenas características de diversas provincias
tanto españolas como portuguesas. Necesitó de casi todo 1912 para viajar por
todo el territorio, realizando bocetos y trabajos de costumbres y paisajes. De
esta obra destacan los óleos pintados en 1916 dedicados a niños y mujeres en
las playas de Valencia, donde predomina la libertad de pincelada y la luz de su
tierra. Algunos ejemplos son Madre e hija o Pescadora valenciana. También
destacaba, fuera de esta temática, su inconmensurable lienzo Visión de España.
Otra importante faceta suya fue la de retratista, de figuras importantes como
fueron Juan Ramón Jiménez, el rey Alfonso XIII, Vicente Blasco Ibáñez, Ortega y
Gasset, etc. También, en 1914, había sido nombrado académico y, cuando terminó
los trabajos para la Hispanic Society, trabajó como profesor de composición y
color en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Su pintura representó la
aplicación directa del luminismo al paisaje y la figura, acercando por tanto
esta tendencia a la sociedad de la época. En 1920, mientras pintaba el retrato
de la señora Pérez de Ayala en el jardín de su casa en Madrid, padeció un
ataque de hemiplejía que mermó drásticamente sus facultades físicas y mentales.
Murió en su casa de Cercedilla el 10 de agosto de 1923.
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